jueves, 29 de diciembre de 2011

El ejercicio y la tercera edad

El ejercicio regular y correctamente dosificado en las tercera edad ayuda a mejorar la expectativas  y calidad de vida general:
El ejercicio físico practicado regularmente en la tercera edad contribuye a:
· Mejorar la capacidad para el autocuidado
· Favorecer la integración del esquema corporal
· Propicia r bienestar general
· Conservar más ágiles y atentos nuestros sentidos
· Facilitar las relaciones intergeneracionales
· Aumentar los contactos sociales y la participación social.
· Inducir cambios positivos en el estilo de vida de los adultos mayores
· Incrementar la calidad del sueño
· Disminuir la ansiedad, el insomnio y la depresión
· Reforzar la actividad intelectual, gracias a la buena oxigenación
cerebral
· Contribuir en gran manera al equilibrio psicoafectivo
· Prevenir caídas
· Incrementar la capacidad aeróbica, la fuerza muscular y la
flexibilidad
· Disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular
· Hacer más efectiva la contracción cardíaca
· Frenar la atrofia muscular
· Favorecer la movilidad articular
· Evitar la descalcificación ósea
· Aumentar la eliminación de colesterol, disminuyendo el riesgo de
arterioesclerosis e hipertensión
· Reducir el riesgo de formación de coágulos en los vasos y por tanto
de trombosis y embolias.
· Aumentar la capacidad respiratoria y la oxigenación de la sangre
· Evitar la obesidad
· Mejorar la capacidad funcional de aquellos individuos que presentan
un déficit en la realización de las AVD.
· Incrementar la longevidad.
A pesar de los beneficios descritos con el ejercicio,éste no se puede indicar ni recomendar
a todos los adultos mayores y la mayor parte de la morbilidad o mortalidad relacionadas
con el ejercicio se asocia con una Cardiopatía Isquémica preexistente. La capacidad para un
trabajo anaeróbico tiene su máximo a los 20 años y a los 25 años la capacidad humana para
 realizar esfuerzos máximos disminuye un 1 % anual; por lo cual las personas mayores de
55 años no deben realizar ejercicios físicos que requieran llegar a la fase anaeróbica, como
los de velocidad y fuerza , y sí los que requieren destreza, coordinación y resistencia.
La valoración de la condición física constituye un paso necesario en el proceso de
prescripción de ejercicio físico en los adultos mayores, por razones de seguridad, de
eficiencia y de control individual de los resultados. Los más importantes a evaluar son la
resistencia cardiorrespiratoria, la composición corporal, la fuerza y la resistencia muscular,
la flexibilidad, el equilibrio y la coordinación. Sin duda la amnanesis del individuo es primordial para que el ejercicio resulte del todo beneficioso.
Evaluación del adulto mayor antes de iniciar el programa de ejercicio:
Historia
Interrogue sobre:
v Programas de ejercicios previos
v Programas de ejercicios actuales:
- frecuencia
- duración
- intensidad
v A.P.P: C.I, H.T.A, D.M, enfermedad
pulmonar, trastornos musculo esqueléticos
v Medicamentos que toma
v Síntomas: sobre todo dolor torácico,
palpitaciones, claudicación intermitente,
dificultad respiratoria y trastornos
articulares
v Factores de riesgo cardiovasculares por
inadecuado estilo de vida: tabaco, estrés,
obesidad.
Examen físico
v Altura, peso e IMC
v Pulso en reposo ( se utiliza para
calcular la frecuencia cardíaca
deseada)
v Exploración cardiovascular
(prueba de esfuerzo; TA)
v Exploración pulmonar (FVC y
FEV1)
v Exploración SOMA (fuerza,
rango de movimiento)
v Exploración neurológica
(órganos sensoriales,
motricidad, equilibrio, etc.)

Fórmula para calcular la Frecuencia cardíaca (FC) deseada
F.C en reposo: ______ latidos por minuto (lpm)

Paso 1: estimar la F.C máxima [210-(0.65 x edad)]

Paso 2: calcular el intervalo de F.C (F.C máx. – F.C en reposo)

Paso 3: multiplicar el intervalo de F.C x 0.4 (para el 40% del intervalo de
frecuencia cardíaca pues el valor varía según la intensidad deseada)

Paso 4: añadir el valor calculado en el paso 3 a la F.C en reposo
Paso 5: el intervalo deseado de F.C es: ____

El Colegio Americano de Medicina Deportiva recomienda una prueba de esfuerzo antes de
realizar ejercicio vigoroso (intensidad del ejercicio > 60% de la captación de O2 máximo)
para los hombres mayores de 40 años y las mujeres mayores de 50 años y para todos los
pacientes ancianos de alto riesgo con o sin sintomatología cardiovascular. En nuestro país
no hay investigación al respecto. Otra indicación de la prueba de esfuerzo en los ancianos
aparentemente sanos es determinar la capacidad funcional y generar una prescripción de
ejercicio.
Evaluar qué medicación toman los ancianos es muy importante, pues éstas tienen efectos
farmacológicos que pueden obligar a modificar la prescripción de ejercicio. Entre estos
fármacos se incluyen antihistamínicos, anticolinérgicos, antipsicóticos, betabloqueadores,
diuréticos, insulina e hipoglicemiantes orales. Ejemplo: los diuréticos predisponen a la
hipocalcemia y a las arritmias, pudiendo incluso provocar un síncope cardiaco cuando
realizamos ejercicios físicos. Otro ejemplo lo tenemos en los betabloqueadores, que
pueden reducir la tolerancia al ejercicio al ser alterados los mecanismos de control de las
constantes del pulso y la tensión arterial cuando se requiere ajustarla a un rendimiento
determinado.
Es importante tener en cuenta la nutrición; vale recordar que los requerimientos calóricos es
aproximadamente para un hombre de 60 a 69 años de 2400 calorías y más de 70 años de
2000 calorías. Para la mujer de 60 a 69 años de 1750 calorías y más de 70 años de 1500
calorías.
A veces es necesario evaluar los niveles en sangre de ácido láctico, que nos dará el umbral
anaeróbico, al que no se debe llegar en los adultos mayores, ni en el entrenamiento ni en la
práctica del deporte.
Las contraindicaciones relativas al ejercicio agudo son las personas con: enfermedad
cardiovascular severa, EPOC severa, Diabetes Mellitus no controlada o trastornos
convulsivos y los que tienen limitaciones motoras extremas debidas a artrosis severa
necesitan atención más especializada. No debemos indicar práctica de deporte en el adulto
mayor con:
# Hipertensión pulmonar
# Hipotensión ortostáticaq Reducción del rendimiento cardiaco de cualquier etiología
# Miocarditis aguda
# Enfermedad valvular severa (incluye estenosis aórtica, pulmonar
y mitral)
# Trombosis venosa profunda y embolismo pulmonar reciente
# Disminución de la capacidad de concentración, coordinación y el
sentido del equilibrio.
# Arritmias ventriculares
# Arritmias auriculares con compromiso de la función cardiaca
# I.C.C descompensada
# H.T.A no controlada (ej: 200/105 mmHg).

Una prescripción del ejercicio incluye información sobre los tres componentes de cada
sesión de ejercicios: el calentamiento, el ejercicio o entrenamiento y el enfriamiento; y se
diseña para adaptarse al estado, necesidades de salud y problemas médicos de un paciente
en concreto y debe contener 4 componentes:
· Tipo de actividad aeróbica
· Frecuencia de la actividad
· Duración de la actividad
· Intensidad de la actividad.
Un programa equilibrado debe incluir actividades encaminadas a conseguir cada uno de los
3 objetivos de una buena coordinación física: aumentar la flexibilidad, incrementar la
fuerza y elevar la resistencia cardiovascular. Las tres son importantes, siendo necesarios
diferentes tipos de actividades para desarrollar cada una de ellas, lo cual podría
denominarse especificidad de entrenamiento.
El programa prescrito para mantener una buena forma física en los adultos mayores sanos
es el siguiente:
I. Ejercicios de flexibilidad: de 10 a 20 minutos de estiramiento diario, antes o
después de los ejercicios destinados a desarrollar fuerza y los de resistencia
cardiovascular, solo los ejercicios de estiramiento aumentan la flexibilidad y
los típicos deben tener impacto sobre los grupos musculares de la pata de
ganso, cuadriceps, pelvis, parte baja de la espalda y cintura escapular, siendo
importantes tres puntos: colocación correcta del cuerpo, la intensidad y la
progresión.
II. Ejercicios de fuerza: se realizarán 3 o 4 veces a la semana. Se necesitan
aproximadamente de 20 a 30 minutos por sesión. Es importante recordar que
la fuerza es crítica para mantener un estado de movilidad e independencia,
además parece evitar las lesiones de músculos y articulaciones y más aún, los
métodos de entrenamiento para aumentar la resistencia pueden tener impacto
sobre la resistencia de los huesos hecho significativo para las personas con
riesgo de osteoporosis. La forma más segura de realizar ejercicios que
desarrollen la resistencia es utilizar pesas de manos ligeras (de 0.5 a 3 Kg) y
repetir el ejercicio muchas veces pues este método minimiza el gasto del
equipo y el riesgo de lesión.
III. Ejercicios de resistencia cardiovascular: de 5 a 7 veces por semana durante al
menos 60 minutos y de intensidad moderada como caminar. La primera
consideración al prescribir este tipo de ejercicio a los pacientes ancianos es
seleccionar una actividad que genere una respuesta de entrenamiento y por
tanto el ejercicio tiene que utilizar grupos musculares grandes, incorporar
contracciones musculares repetitivas y elevar la frecuencia cardíaca en reposo.
Antes de comenzar la práctica de ejercicio físico, recomiendo:

# Se pregunte a los adultos mayores qué tipo de ejercicio hacen y en qué cantidad
# No les deje el ejercicio como una opción, sino que indíqueles cómo realizarlo
diariamente
# Intente realizar de manera gradual cambios en el estilo de vida.
# Andar es apropiado para el 80% de los ancianos sanos con el beneficio adicional de
mejorar el rendimiento de una importante actividad de la vida diaria (es importante
señalar que el ejercicio de andar tiene que realizarse más intensamente que el paso
normal de la marcha).
# Las actividades pueden acumularse durante el curso del día de modo que tres series
de ejercicio que duren de 8 a 10 minutos cada una pueden ser tan efectivas como
una sesión de 30 minutos, por ejemp lo: los pacientes pueden acumular 30 minutos
de ejercicio con una caminata en un centro comercial, realizar tareas del hogar o de
jardinería y ejercicios diarios programados.
#Ayudar a incorporar ejercicios a sus actividades diarias puede ser mucho más
sencillo de lograr y mantener, que tratar de iniciarlos en un programa de ejercicios.
# Para ancianos sedentarios, comenzar con caminatas cortas de 10 minutos todos los
días durante la primera semana, luego aumentar a media hora o más,
incrementando el tiempo 5 minutos por semana.
# En lo que respecta a la frecuencia y duración, la prescripción inicial de rutina es
recomendar la actividad seleccionada 3 veces por semana por 20 minutos. Hay que
decir a los pacientes que no pueden estar realizando ejercicio continuamente durante
20 minutos. Que al principio tomen un descanso cuando necesiten, pero parando el
cronómetro durante el tiempo de descanso para conseguir los 20 minutos totales del
ejercicio.
# Para el anciano que comienza 20 minutos tres veces por semanas la cantidad total de
ejercicio se va incrementando cada dos semanas, aumentando la frecuencia o la
duración.
# Se debe advertir a los adultos mayores que fijen por adelantado las fechas en las que
está programado, aumentando ya sea la duración o la frecuencia de su
entrenamiento, pues ésto lo ayudará a mantenerse dentro del programa para alcanzar
así el nivel de mantenimiento físico necesario .
# Con relación a la intensidad se ha sugerido que la misma debe estar en un rango de
60 a 80% dentro del intervalo de frecuencia cardíaca como umbral mínimo. Un
trabajo reciente ha indicado que para los sedentarios, una captación de O2 (VO2
max) del 40% puede ser de suficiente intensidad como para mejorar
significativamente la condición física aeróbica. Además de una sensación general de
esfuerzo, su frecuencia y profundidad de la respiración deben aumentar de forma
notable aunque no hasta el punto de que respirar sea dificultoso. Una buena regla
general sería que sean capaces de hablar con el compañero de ejercicio.
#Se tiene que instruir al anciano que pare el ejercicio si aparece alguno de estos
síntomas de exceso de ejercicio:

· Dolor toráxico
· Dificultad para respirar
· Dolor significativo de músculos o articulaciones
· Dolor en el cuello o la mandíbula

· Sensación de desmayo o mareo
· Náuseas o vómitos
· Fatiga excesiva .

# Los que desean monitorizar la intensidad tienen que hacer ejercicio al menos
durante 5 minutos antes de medir la frecuencia cardíaca y se ha demostrado que los
periodos de calentamiento y de enfriamiento ayudan a reducir la incidencia de
trastornos del ritmo cardíaco durante el ejercicio cardiovascular.
# Aconseje a los adultos mayores que comiencen sus ejercicios lentamente y
aumenten gradualmente su frecuencia cardíaca durante un periodo de alrededor de 5
minutos y del mismo modo es aconsejable un elentecimiento gradual al final del
periodo de ejercicio.
# Los periodos de calentamiento y enfriamiento no se cuentan como parte del tiempo
de ejercicio. Es decir, si la prescripción inicial es de 20 minutos, añada 5 minutos de
calentamiento y 5 minutos de enfriamiento , lo que hace un total de 30 minutos.
# Lo mejor para los ancianos es una actividad que se disfrute y tolere bien.
# Ajuste las actividades recomendadas al horario diario y al estilo de vida del
paciente.
# Considere posibles limitaciones: falta de transporte para acudir a las sesiones de
entrenamiento o no tener un compañero de ejercicio.
Entre los deportes más recomendados para las personas mayores de 60 años están la
natación, pues se practica en descarga y por tanto disminuye el esfuerzo a nivel articular de
las extremidades inferiores; la resis tencia del agua es constante, no brusca, y se puede
variar según se coloquen las manos o los pies. No se recomienda en los ancianos con
osteoporosis, tampoco debe realizarse con cifras de tensión arterial elevada y debe tenerse
cuidado con los resbalones cuando se sale de la piscina.
El ciclismo es una actividad aeróbica, reduce el efecto de la gravedad sobre las
articulaciones, debiendo tener cuidado con las caídas.
El golf, la marcha en llano, la pesca, el tiro con arco, los bolos, son otros de los deportes
recomendados para los ancianos. 

Busquemos el ejercicio alternativo que más nos agrade,
así mantendremos el hecho real de vivir, que es actividad y movimiento; para lo que la edad
no es ningún impedimento.
Está demostrado que el ejercicio físico y el deporte, imprimen al que los practica un aspecto
más saludable y estético; permiten conservar mayor fuerza vital y física; ayudan a mantener
y recuperar el equilibrio físico y psíquico; endentecen la involución propia del
envejecimiento del músculo esquelético, facilitan la actividad articular, previenen la
osteoporosis y las fracturas óseas.
También favorecen la protección cardio vascular previniendo la arteriosclerosis, la función
endocrina, fundamentalmente de la suprarrenal (resistencia y adaptación al estrés), el
equilibrio neurovegetativo y la actividad psicointelectual ( en este sentido es muy importante la interelacion con el sujeto, lo que favorece ampliamente  el entrenamiento y el rendimiento del sujeto ).

Esto nos hace reflexionar las palabras de Juan Antonio Samaranch cuando, en Lausanne 1994, como Presidente del Comité Olímpico Internacional alego :
que el ejercicio y el deporte se utilizan para fines tan importantes, como la mejoría de la salud psico- física de los seres humanos, así como el de colaborar a conservar la mejor calidad de vida posible, incluso en edades muy avanzadas.






Deportes extremos y su preparacion fisica

Esta  modalidad de deporte consiste en realizar una actividad deportiva con un componente de riesgo y peligro real para la persona que lo practica . Este componente de riesgo para los adeptos a estos depórtes, es su principal aliciente.
La montaña ofrece una gran variedad de posibilidades para que en ella se practiquen deportes. La gran biodiversidad con que cuentan las montañas ha generado que actualmente existan una gran cantidad de deportes de montaña. A continuación te los presentamos y explicamos:
Montañismo
Es el más típico de los deportes de montaña, consiste en alcanzar la cima de la montaña siguiendo diferentes técnicas de escalada.
Excursionismo
Esta modalidad consiste en realizar travesías o rutas por la montaña siguiendo ciertas reglas y técnicas. Conocido también como senderismo es una de las actividades más antiguas de los deportes de montaña.
Barranquismo
Este se practica en los ríos que se han creado con el correr del tiempo y que cuentan con una serie de pasos prácticamente inaccesibles. Puede parecerte tranquilo pero nunca te fíes de estos pequeños pasos y su fuerza.
Si eres principiante deberás recurrir a un guía que te enseñe todo sobre este excitante deporte extremo.
Esquí de travesía
 Esta modalidad consiste en organizar una carrera en la cual se recorren lomas, se ascienden picos y se bajan palas de nieve virgen Se compite en equipo de dos o tres componentes que siempre van juntos. Consiste en practicar descensos fuera de pista. Los helicópteros suben a los esquiadores a las colinas más elevadas para que estos puedan descender sobre la nieve virgen. Tiene un alto grado de peligrosidad y se requiere una importante preparación previa.
Alpinismo
Esta práctica centra su importancia en el camino a la cima y no en la cima misma. Es uno de los deportes más practicados en los picos nevados.
Mountain Bike
Cada día con más adeptos el mountain bike es un deporte extremadamente recreativo.
Descensos en Mountain Bike
Esta es una de las modalidades más exigentes del Mountain Bike. Requiere mucha concentración, conocimiento del terreno y dominio de la técnica, ya que se practica a altísimas velocidades.
 Nació a comienzos de los años 90’ y rápidamente captó la atención de todos los amantes del ciclismo. Requiere una excelente condición física, por lo cual se debe entrenar con constancia.
Espeleología
Consiste en recorrer cuevas.
Rafting
Descenso por los rápidos de un río en una balsa neumática.
Hidrospeed
Descenso de un río con un hidrotrineo, logrando el impulso a través del movimiento de tus piernas. 

Para realizar este tipo de disciplina es necesario tener una preparacion fisica optima se debe tener especial incapie en el aumento de la resistencia aerobica y anaerobica y de todos aquellos ejercicios que aumenten la fuerza efectiva del sujeto. El entrenamiento de estos aspectos requiere que se realicen trabajos para desarrollar el tren inferior y la zona media del cuerpo, sobretodo los cuadriceps. El trabajo de cargas es el principal trabajo que aplicamos a este cometido, pero también se obtiene la preparación realizando ejercicios de:   
                                                              
-carrera continua con obstáculos
(resistencia, coordinación gral., equilibrio dinámico, fuerza de piernas, anticipación, potencia, ritmo, coordinación óculo-pédica, resistencia de ligamentos y tendones, etcétera).
- patinaje
(equilibrio y economía en aplicación de fuerzas)
- bicicleta
(resistencia y fuerza de piernas, equilibrio dinámico y mejora de ligamentos de la rodilla)
- natación
(coordinación, fuerza general y capacidad cardiovascular).
 No se debe de olvidar que sumado a esto debe el deportista tener una preparacion sicologica adecuada.

 

martes, 27 de diciembre de 2011

suplementos en la preparacion deportiva

El gasto energético de una persona sedentaria es de unas 2000 a 2800 kcal/día; la actividad física debida al entrenamiento incrementa las necesidades de energía de 500 a más de 1000 kcal/hora, dependiendo del estado físico de la persona, la duración, intensidad o tipo de deporte; por esta razón, los deportistas deben ajustar sus ingresos energéticos tomando más cantidad de alimento de acuerdo a las necesidades diarias.  Los tipos de alimentos y comidas que se ingieren antes, durante y después del entrenamiento deben ser adaptados a las condiciones del deporte que se practica; siempre se debe intentar mantener el equilibrio entre los requerimientos nutricionales del individuo y los nutrientes aportados. La ingesta de proteínas, carbohidratos, grasas, micronutrientes, minerales y oligoelementos debe satisfacer los requerimientos del organismo en un momento determinado y además permitir alcanzar el estado físico óptimo para la realización de la actividad deportiva.  En la estructuración de la dieta de un deportista se incluyen además de los alimentos propios de las comidas, los complementos dietéticos, los suplementos alimenticios y las ayudas ergogénicas al rendimiento.  Los límites entre estos tres grupos no pueden definirse con precisión porque un mismo producto puede ser un complemento para una persona y un suplemento para otra, inclusive para una misma persona dependiendo las circunstancias lo que en un momento puede ser un suplemento, en otros puede ser una ayuda ergogénica. Complementos dietéticos  Son aquellas substancias que completan el aporte de nutrientes cuando los alimentos normales no pueden aportar todo lo necesario. Ejemplos de complementos son los batidos energéticos de hidratos de carbono y/o proteínas cuando la necesidad energía es tan alta que se necesitan fuentes energéticas concentradas y fáciles de asimilar.                                                                                                                                                                                                                                                           Proteína: Base de la Pirámide 

La proteína forma la base de la pirámide de  suplementos. Los músculos están hechos de ella, y un culturista la necesita en grandes cantidades.  La comida debe ser vuestra base principal de proteína, pero conseguir la suficiente es complicado e incluso podría ser contraproducente.  Muchos alimentos proteicos contienen también un exceso de grasa, de la que debemos evitar las cantidades notorias. Aquí aparecen en nuestro auxilio los suplementos de proteína. Hay muchos tipos disponibles, incluyendo suero, caseína y soja. Una buena elección es el suero, sobre todo como parte de un reemplazo de comidas en polvo. Se trata de una fuente excelente de aminoácidos para añadir proteína muscular. En un estudio curioso, los investigadores comprobaron los efectos de la proteína de suero y caseína como comida simple ingerida por los adultos normales. La dosis era la equivalente a 48 gramos para una persona de 90 kilos -aproximadamente un cuarto de las necesidades normales de un culturista de ese tamaño-. Cuando los científicos examinaron los niveles sanguíneos de aminoácidos durante siete horas después de que los pacientes hubieran consumido la comida proteica, descubrieron que el grupo de la proteína de suero experimentó una subida rápida en los niveles sanguíneos de aminoácidos seguida por un constante declive, mientras que el grupo de la caseína mostró un incremento lento que duró las siete horas. La descomposición de la proteína corporal se redujo en un 34% después de la ingestión de caseína, pero no con la de proteína de suero. Por otra parte, la síntesis proteica se incrementó.  ¿Qué importancia tienen esas diferencias entre el suero y la caseína?  Aunque la caseína estimula menos la síntesis proteica que el suero, funciona mejor a la hora de inhibir la descomposición de la proteína. ¿Qué debemos escoger entonces?  Ambas. Mediante esa combinación potente, favorecemos la síntesis proteica e inhibimos su descomposición. Sin embargo, el papel de la proteína de suero no sólo se reduce a sus efectos beneficiosos sobre el metabolismo 


SUPLEMENTO
OBSERVACION
L-Glutamina
Ayuda a formar tejido magro y previene la pérdida de masa muscular.
L-leucina, L-isoleucina, L-valina
Son aminoácidos protectores del músculo y actúan como combustible.
L-Prolina
Aminoácido necesario para formar y preservar al músculo y al tejido conectivo.
Magnesio
Promueve un óptimo tono muscular.
Picolinato de cromo
Aumenta el nivel energético y estabiliza la glucemia.
Coenzima Q10
Aumenta la oxigenación de los tejidos.
Vitamina C
Aumenta la energía, es antioxidante, repara tejidos.
Vitamina E + Selenio
Oxigenan las células y proporcionan energía.
Creatina
Aumenta la masa muscular y la resistencia física.
Polímeros de glucosa
Son carbohidratos complejos, energéticos.
Inosina
Estimula la producción de ATP, energía a nivel celular.
L-arginina y L-ornitina
Aminoácidos que liberan hormona de crecimiento, la cual quema grasa y genera tejido muscular.
L-carnitina
Transporta la grasa a los músculos, para ser oxidada, o utilizada como combustible.
Omega 3
Reducen el nivel sanguíneo de triglicéridos y colesterol.
Vitamina A +carotenoides
Eliminan los radicales libres que se producen durante el ejercicio.
Vitaminas del complejo B
Aumentan la energía, y reducen el estrés luego del ejercicio. Mejoran el metabolismo de carbohidratos y grasas.
Vitamina D
Importante para la absorción del calcio.
Zinc
Alivia el estrés y la fatiga, y repara tejidos.

 PIRÄMIDE CULTURISTA

lunes, 26 de diciembre de 2011

Efectos del ejercicio fisico en el tratamiento del cancer


Uno de los conceptos más difíciles es convencer al paciente con cáncer, es que el ejercicio físico ("En primer lugar, debemos distinguir entre actividad física y ejercicio físico. La primera es la realización de acciones cotidianas que requieren un esfuerzo físico, mientras que la segunda supone la realización de acciones físicas de forma predeterminada". El ejercicio físico, continúa, "posee efectos positivos demostrados en la salud en general y en algunos tipos de tumores, tanto a nivel preventivo como en el momento del tratamiento de la enfermedad". Especialmente en los casos de cáncer de mama o colon), puede ayudarles a superar la sensación de fatiga. Entendiendo como fatiga  a  uno de los más prevalecientes efectos secundarios para el 78%-96% de la población con cáncer es la fatiga. La fatiga se caracteriza por la inhabilidad para realizar tareas físicas a un nivel (ritmo) acostumbrado o de fuerza y por una disminución del proceso de pensamiento que puede involucrar fallas de la memoria (19). El mecanismo exacto que provoca la fatiga en pacientes con cáncer no se conoce. Es probable que varios diferentes mecanismos jueguen un rol.                                                                                                    En pacientes con cáncer, existen 3 mecanismos nutricionales/energéticos principales que pueden   estar involucrados en la fatiga: alteraciones en la habilidad del cuerpo para procesar nutrientes eficientemente, incrementos en los requerimientos energéticos corporales y una disminución en la ingesta de fuentes energéticas.                                                                                                        El ejercicio ha demostrado, en muchos estudios previos, que juega un papel más preventivo en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer.  Este concepto es ya conocido, ¿pero qué pasa con los beneficios del ejercicio para los pacientes que ya padecen de cáncer?     Numerosos estudios han sugerido que el ejercicio, desde intensidades suaves a moderadas, tiene muchos beneficios para personas con cáncer. Algunos de estos beneficios incluyen: incrementos en la función cardiovascular, pulmonar y muscular (a raíz de un incremento en el consumo de oxigeno), volumen de eyección cardiaca, volumen minuto cardiaco, vascularización muscular, circulación linfática, ritmo metabólico, tono muscular, fuerza, coordinación y balance (28). Durante el tratamiento contra el cáncer, la quimioterapia, radiación o cirugía puede causar efectos duraderos (secundarios) a varios tejidos biológicos.    Durante el ejercicio, el corazón bombea volúmenes de sangre incrementados para suplir oxigeno y nutrientes y remover dióxido de carbono y desechos metabólicos; el sistema respiratorio maneja una carga de trabajo incrementada, intercambiando oxigeno y dióxido de carbono entre la sangre y la atmósfera. El sistema nervioso y varias hormonas también tienen importantes roles: integrar la respuesta del cuerpo al ejercicio y regular los cambios metabólicos que ocurren en el músculo y otros tejidos. El ejercicio parece influenciar las defensas huéspedes contra infecciones virales y cancerígenas. El ejercicio también provoca una liberación de varias citokinas involucradas en la resistencia contra tumores, lo cual también puede influenciar la actividad de las células citotóxicas.                                                                                                                                                      La declinación en la capacidad funcional experimentada por 1/3 o más de los pacientes con cáncer, sin importar la etapa en la que se encuentre la enfermedad, puede ser atribuida a condiciones hipo cinéticas desarrolladas por prolongada inactividad física. Esta condición hipo cinética puede causar la reducción de la eficiencia de los sistemas energéticos (vías metabólicas) lo cual puede disminuir la asimilación de sustratos energéticos por el cuerpo que son esenciales para la realización de tareas diarias. La condición hipo cinética también puede tener algunos efectos en los niveles hormonales, lo cual puede llevar a un mayor desbalance homeostático. Estas modificaciones que pueden ocurrir debido a la inactividad física pueden llevar a un malfuncionamiento de varios sistemas en el organismo, lo cual puede ser también correlacionado con los altos niveles de fatiga experimentada por el paciente.                                                                                                                                            La mayoría de los pacientes con cáncer no son tan activos durante y después del tratamiento como lo fueron antes del tratamiento o incluso antes de la diagnosis. Una reducción de las actividades físicas causa atrofia muscular, cambios en las propiedades musculares y reducciones en la densidad ósea. La atrofia muscular y una reducida densidad ósea pueden llevar a un nivel reducido de fuerza musculo esquelética y rendimiento y contribuye a un incremento en el riesgo de fractura ósea y lesiones musculo esqueléticas. La atrofia musculo esquelética y los cambios en las propiedades musculares contribuyen a una declinación en la eficiencia cardiovascular. Una declinación de la eficiencia cardiaca se refleja en una frecuencia cardiaca y presión sanguínea incrementada en reposo y durante ejercicios de tipo su máximo. Una reducción en la eficiencia cardiovascular combinada con elevaciones en los niveles de colesterol y disminución de los niveles de HDL, debido a la inactividad física, contribuye a un perfil de riesgo cardiovascular incrementado.                                                                           Una declinación en la función pulmonar, debido a la inactividad física, puede incluir una respuesta ventilatoria pesada, flujo de aire y función muscular disminuida y empeoramiento en el intercambio de gases, producto de desajustes en la ventilación/perfusión y a una declinación en la difusión que predispone a las personas a enfermedades respiratorias como la neumonía.                                                                                             Algunas consideraciones (preocupaciones) clínicas iniciales acerca del ejercicio para pacientes con cáncer incluyen: a) el incremento en la probabilidad de una fractura ósea patológica producto de una integridad ósea comprometida, c) posible empeoramiento de cardiotoxicidad por quimioterapia y/o radiación, d) dolor severo, nauseas y fatiga que puede ser intensificada por el ejercicio físico y e) la inhabilidad y/o pereza de los pacientes con cáncer para tolerar el ejercicio dada su condición física y emocional deteriorada . A pesar de todas estas consideraciones (preocupaciones), existe un cuerpo de evidencia creciente que muestra como el ejercicio puede beneficiar a pacientes con cáncer.                                                                                                               Para mujeres con cáncer mamario, un programa de fitness que incluya ejercicio aeróbico disminuirá el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y osteoporosis. Debido a que el tratamiento contra el cáncer mamario usualmente termina con una disminución de las fuentes naturales o exógenas de estrógeno, estas mujeres enfrentan un gran riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular y osteoporosis.                                    
En resumen a este tema:                                                                                                                             El ejercicio puede ser uno de las más potentes intervenciones para pacientes con cáncer, pero con este también se acompañan riesgos. No todos los ejercicios son creados igualmente. Para ser efectivo y seguro, el ejercicio debe ser prescrito e incluir estos 5 criterios: 1) Estado del individuo, 2) Tipo de ejercicio, 3) Intensidad del ejercicio, 4) Frecuencia del ejercicio y 5) Duración del ejercicio (5). El entrenamiento anaeróbico y aeróbico debe ser un componente integral en el estilo de vida de las personas luchando contra el cáncer o de las personas recuperándose de este.                                     El ejercicio podría ser un vínculo fisiológico que disminuya o incluso revierta los efectos de la quimioterapia, terapia de radiación y cirugía.
En estos casos influye el estadio de la enfermedad en que se encuentren, si están recibiendo tratamiento activo, tratamiento para metástasis o si están en remisión.

A la fecha existen pocos estudios sobre los parámetros de duración, intensidad y frecuencia de ejercicio óptimos para pacientes con cáncer. Los principios de prescripción de ejercicios deben utilizarse de manera similar en estos pacientes, aunque teniendo el cuidado de atender las limitaciones individuales.

Se ha encontrado que existe una relación de dosis-respuesta con la fatiga y la falta de energía de estos pacientes. Es decir, los que aguanten sesiones más largas (más de 15-20 minutos) sentirán menos fatiga y cansancio que los que no puedan llegar a esos niveles.

También hay datos que sugieren que iniciar en pacientes seleccionados con sesiones más cortas (10 minutos) es válido y permite ir acostumbrando al paciente al ejercicio, hasta que se le pueda llevar a mayores niveles y sesiones más largas.
A pesar de que no se ha determinado la frecuencia, duración e intensidad óptimas del ejercicio para pacientes con cáncer, estudios han confirmado que ellos responden al ejercicio y pueden obtener los siguientes beneficios:

• Mejoría del acondicionamiento físico.
• Disminución de las alteraciones del estado emocional.
• Incremento de la fuerza y la resistencia muscular.
• Aumento de la eficiencia y autosuficiencia, con más capacidad de funcionar independientemente.

En pacientes que están recibiendo tratamiento activo, es necesario evaluar su estado de salud antes de cada sesión de ejercicios y acomodar la sesión o posponerla, según se encuentre el paciente. Por ejemplo, los pacientes con vómito o diarrea, fiebre o neutropenia, deberán posponer los ejercicios.

Los pacientes con número bajo de plaquetas deben tomar también las precauciones necesarias para evitar los traumatismos, especialmente los golpes en la cabeza. Los niveles bajos de hemoglobina implican que la intensidad del ejercicio debe mantenerse muy baja, hasta que la hemoglobina suba al menos por encima de 10gm/dL.
Finalmente, la prescripción de ejercicio debe ir variando con los cambios en el estado del paciente, lo ideal sería que siempre fuera hacia mayores volúmenes y más altas intensidades de ejercicio, pero puede darse el caso de que se necesite disminuir.

Elaboración de las directrices
Adaptarse, pero siendo realistas:
Los pacientes con distintos tipos de cáncer reciben tratamientos diferentes. Por esta razón, las directrices del ACSM identifican consideraciones que deben tener presentes los pacientes o sobrevivientes de cáncer y los profesionales de acondicionamiento físico que trabajan con ellos.
Por ejemplo, para los hombres que han recibido tratamiento para el cáncer de próstata con privación de andrógenos, los entrenadores físicos deben saber que existe riesgo de fractura y que necesitan ajustar los ejercicios en la forma adecuada. Y muchas mujeres con cáncer de mama habrán tenido una cirugía que “realmente puede debilitarles el hombro”, dijo McAllister, por lo que las directrices recomiendan el uso de ejercicios para estabilizar y fortalecer los músculos que lo rodean.
La doctora Schmitz observó que si bien los beneficios del ejercicio son evidentes, “en algunas ocasiones los pacientes están demasiado enfermos para practicar ejercicio”, en particular durante el tratamiento activo. La doctora Ballard-Barbash coincidió con esto. “Si un paciente siente que le es difícil tolerar el ejercicio”, indicó, “puede ser que tenga que disminuir la actividad física por un tiempo o esperar unos días para reanudarla”.
Las directrices, publicadas en la edición de julio del 2010 de la revista Medicine & Science in Sports & Exercise, siguen las Directrices de Actividad Física para los Estadounidenses dadas a conocer en el 2008 por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (HHS). Pero este grupo de expertos sugiere adaptar el ejercicio para las personas con distintos tipos de cáncer con base en factores como efectos adversos comunes del tratamiento, por ejemplo, riesgo mayor de fracturas óseas y efectos secundarios cardiacos.  

Sin embargo, las recomendaciones específicas, como los objetivos y las metas del entrenamiento físico así como las contraindicaciones del ejercicio, solo están disponibles para pacientes con cánceres de mama, próstata, colon, y cánceres ginecológicos y hematológicos, debido a que el grupo de expertos consideró que había evidencias suficientes para estos tipos de cáncer.
Dos de las metas principales del ejercicio que se destacan en las directrices son mejoras en la imagen y composición corporal. En el caso de la primera, muchos pacientes de cáncer pasan por extensas cirugías o reciben tratamientos que pueden alterar su apariencia física y cambiar radicalmente sus sentimientos en aspectos como el atractivo sexual, dijo la doctora Schmitz. “Hay suficientes pruebas en la bibliografía científica de que la actividad física puede mejorar la imagen corporal y que de esta manera el ejercicio puede ser un mecanismo que contribuye a mejorar la calidad de vida”, explicó.
Los cambios en la composición corporal son frecuentes en muchos pacientes de cáncer, y estos varían en función de la zona donde está localizado el cáncer. Algunos cánceres, como los gastrointestinales o los de cabeza y cuello, se asocian habitualmente a una consunción corporal (pérdida de peso y de masa muscular) tan significativa, que para algunos pacientes puede ser difícil incluso levantarse de una silla. En este grupo, resultan importantes los ejercicios que ayuden a desarrollar el músculo disminuido.
Pero en el cáncer de mama, el área donde se ha hecho la mayoría de los estudios sobre actividad física, los tratamientos generales a menudo pueden llevar a un aumento de peso significativo. Para estas pacientes, tendrá más importancia el ejercicio “que sirva más para controlar el peso y disminuir la grasa corporal para volver a tener un IMC saludable”, puntualizó la doctora Schmitz.
Las directrices también señalan que hay indicios —que de ninguna manera son evidencias definitivas— de que el ejercicio habitual después de los tratamientos contra los cánceres de mama y colorrectal mejora la evolución del paciente libre de la enfermedad, y la supervivencia general. Conforme sigan saliendo datos en esta área, la recomendación del ejercicio podría ser un “tratamiento curativo adjunto”, dijo la doctora Schmitz.
Pero el doctor Courneya admitió que todavía no hay nada definitivo en torno a la supervivencia, calificando estos datos de “alentadores” pero “todavía experimentales”.
Traducir el ejercicio en acción
Se deben enfrentar muchos obstáculos antes de que la actividad física se integre proactivamente a los tratamientos o a los planes para sobrevivientes, como, por ejemplo, la cobertura del seguro médico para los programas de ejercicio; la educación de los oncólogos, otros médicos y pacientes sobre los beneficios del ejercicio; y la ampliación del personal profesional de acondicionamiento físico que entienda los problemas y necesidades que encaran los pacientes con cáncer y los sobrevivientes.
Desde su perspectiva, dijo Marilyn McAllister, una entrenadora de Boise, ID, que a menudo trabaja con sobrevivientes de cáncer de mama en su propio establecimiento y en un hospital local, el ambiente en torno el ejercicio y el cáncer está mejorando, pero se necesitan más avances. De acuerdo a su experiencia, los médicos a veces están “demasiado saturados” con los problemas cotidianos que surgen por la atención médica como para aprender o conversar sobre el ejercicio con sus pacientes. “Y los pacientes, cuando recién comienzan el tratamiento, simplemente están abrumados con la información, así que no sirve de mucho darles una hoja sobre el yoga o los ejercicios de fortalecimiento”.
 fuentes:

1Medical Health and Fitness
2Santa Barbara Athletic Club
3Westmont College, CA 93102
4 mensual.prensa.com
5José Luis Mauriz investigador del Ibiomed